“Cómo me trata…”

Aquí, la respuesta a uno de tus más grandes interrogantes.

Hace un tiempo atrás en una de tantas conversaciones que sostenía con un grupo de amigas, llegamos a un punto de convergencia, que de por sí llama mucho la atención, les preguntó, ¿qué es lo que les había enamorado de sus parejas?

Ustedes no se alcanzan a imaginar la cantidad de búsquedas que hay en internet acerca de “como enamorar a una mujer” y así mismo la multiplicidad de respuestas que escuche aquella vez.

Algunas hablaron de su mirada impactante, otras de su bella sonrisa, de su buen humor, de su carisma. Como pueden darse cuenta de nada de cosas salidas de contexto, estrambóticas o mágicas. Luego de unos segundos de silencio hubo una de ellas que se quedó pensando y respondió “ en definitiva por cómo me trata ” yo impresionada y analizando lo fabuloso de esta respuesta solo podía imaginar que, aunque las demás habían dicho cosas muy halagadoras y de las cuales sus parejas podrían sentirse alabadas, creo que me identifique con esa. Por cómo me trata.

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Ahora bien, esa respuesta irradiaba tanta seguridad, felicidad y armonía de parte de quien la pronunció, que por eso me decidió a escribir acerca del tema, porque en la mayoría de las ocasiones desarrollamos una obsesión por estar despampanantes por fuera y nos olvidamos que es. . . . la empatía, el respeto, el cuidado, en suma, la manera de tratar a una persona, lo que puede lograr que no te salgas de sus pensamientos.    

El deseo de ser tratado con respeto, cariño y comprensión es universal para las mujeres. Si bien cada mujer es única y tiene sus propias preferencias, hay algunas cosas que la mayoría de las mujeres anhelan en una relación con un hombre.

Que nos cuiden , por ejemplo, y no hablo solo de los días radiantes, aquellos en lo que todo es un poco más sencillo de entender, de sentir y de llevar, sino también que nos cuiden en los días difíciles, en los días tristes, no queremos alguien a nuestro lado que piense que todo será color de rosa y cargado de perfección indestructible, queremos alguien que se “encargue” de hacernos reír, aunque estemos con el ceño fruncido y resistidas a hacerlo.

Del mismo modo, habrá momentos en los que deseamos llorar, simplemente llorar sin que un hombre nos seque las lágrimas, sino más bien nos preste su hombro y nada distinto a un par de palabras cargadas de sinceridad como “todo estará bien” y si en Ese pequeño espacio de tiempo esa camisa queda manchada de maquillaje y más lágrimas, tengamos la plena certeza de que el único gesto despreocupado que tendrá, será señalar hacia la lavadora. Porque ese tipo de detalles por pequeños que parecen son los que hacen la diferencia.     

Ahora bien, a quien no le gustan los detalles , a quien no le gusta que la persona que está con nosotros en un momento y día inesperado cambie sus planes y llegue a nuestra casa en un momento donde no podamos salir cargados de pasabocas y palomitas de maíz con la única intención de ver unas películas y acurrucarse a nuestro lado, esto para muchos puede llegar a ser una tontería, pero nuestros ojos y sonrisa dan testimonio de la alegría y esas son cosas que no se regalan son edición limitada.

Entendiendo esto, a las mujeres de verdad, sin tabúes, sin tapujos y sobre todo seguras de sí mismas, nos gusta que nos llenen de besos, que no queda un milímetro de nuestra piel sin recorrer, que nos demuestren que el amor no depende de nuestra talla de pantalón, de nuestra copa de sostén, de nuestro color de piel, color de pelo, capa de maquillaje o nuestro nuevo corte de pelo, aunque si cambiamos de look, es especial y muy lindo que lo noten y no lo hagan saber .

Por otro lado, deseamos aprender a ver el mundo desde otra perspectiva y estamos siempre atentas a la manera en la que “nuestro hombre” lo ve, para que nos la enseñe a través de todas sus experiencias y nosotras nos encargaremos de que sean inolvidables y Esas, esas son la que queremos que queden guardadas.

Y si nos acompañan a cualquier parte, sin importar dónde sea, donde lo necesitemos, así el camino no sea corto y mucho menos fácil . Que nos acompañen tomándonos de la mano para que nos recuerden que estamos seguras y no hay porque sentir miedo. Queremos sentirnos apoyadas en las buenas decisiones, pero también en las malas, y antes de ello, que hermoso se siente cuando intenta primero que no las tomemos.

De acuerdo a esto, sabemos que en ocasiones necesitamos más paciencia de parte de nuestra pareja de la que posiblemente merecemos y es de resaltar que el agradecimiento es infinito cuando eso sucede, esta bien cuando expresan su desacuerdo con algo, cuando manifiestan el por que prefieren no hacer algo, cuando dicen por que cambiaron de opinión, pero siempre es un bonito detalle cuando lo explican.

Ellos a lo mejor no saben que nosotras vemos las cosas diferentes, por eso es de caballeros argumentar todas las decisiones , cuando el problema no se entiende no se puede resolver y definitivamente un hombre con comunicación asertiva tiene un punto a su favor.

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De otra parte, si nuestro hombre calla, que sepa que es en el momento indicado, cuando el sienta que el orgullo le puede generar una mala pasada, que puede arrepentirse de lo que dice y ese “bendito silencio” será su mejor “arma” . Aquellos que piden perdón cuando hieren nuestros sentimientos y no lo voy a condenar, a la final todos cometemos errores, pero es un detalle que muestra madurez y elegancia, pedir perdón, pero además no hay una mejor manera de sanar una herida.

No cuesta nada ofrecer una disculpa y escucharlo se sienta muy bien . Perdona, acepta sus disculpas sólo cuando estés preparada, tómate el tiempo que necesites, pero inténtalo con todas tus fuerzas, porque los “rencores se acumulan en el pecho y arrugan el alma. Perdona siempre que puedas, pero perdona bien”. como decía Andrés Caicedo 

Finalmente , que su confianza este en nosotras, que nos traten como su pareja, pero al mismo tiempo como su mejor amiga, su confidente, su amante. Que nos den “guerra” entendida de la perspectiva adecuada, porque la paz puede llegar a un punto de aburrimiento. Pero sobre todo que nos quieran como si no hubiera un mañana, como sino hubiera otra persona en el mundo. Deseamos que nos quieran incondicionalmente y sin reproches, sin límites. De los pies a la cabeza.

Este caballero que nos da seguridad, evita por completo que la puerta a las malas decisiones se abra y esa la queremos bajo llave, simplemente deseamos que nos traten bien y no como una princesa de cuentos de hadas sino, como la mujer maravillosa que tienen en frente y que sabemos que somos.

Todo lo anterior, porque decidimos darle a nuestro hombre, lo más preciado que tenemos en la vida: nuestro tiempo. Y eso no tiene precio. Así cuando te pregunten que es lo que te enamoró de él, puedes decir un contundente y magnífico “por cómo me trata” simplemente.  

No permitas que algo así sea efímero, conviértelo en tu diario vivir con mi taller “mujer poderosa, pareja perfecta”.